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Revista Pan-Amazônica de Saúde
Print version ISSN 2176-6215On-line version ISSN 2176-6223
Rev Pan-Amaz Saude vol.1 no.1 Ananindeua Mar. 2010
http://dx.doi.org/10.5123/S2176-62232010000100003
El doctor Evandro Chagas en la Amazonía: entre la epopeya y la tragedia
Manoel do Carmo Pereira Soares
Instituto Evandro Chagas/SVS/MS, Belém, Pará, Brasil
Endereço para correspondencia
Correspondência
correspondence
Título original: O doutor Evandro Chagas na Amazônia: entre a epopeia e a tragédia. Traducido por: Lota Moncada
VÍDEO
Es necesario tiempo, distanciamiento,
algunas generaciones, a veces, para que se identifique lo que verdaderamente
sucedió en una época
determinada.
Jean-Claude Guillebaud
El siglo XX recién se iniciaba. Corría el año de 1908, y Evandro Serafim Lobo Chagas rondaba los tres años de edad, mientras su padre, el científico Carlos Ribeiro Justiniano Chagas, daba curso a sus estudios a lo largo de la Ferrovía Central do Brasil (EFCB). Estudios que lo llevarían al descubrimiento de la tripanosomiasis americana, enfermedad que pronto ganaría su nombre - Mal de Chagas. Debemos decir que la EFCB, en su planificación más osada, pretendía llegar con sus rieles, a partir de Rio de Janeiro hasta Belém do Pará, en plena Amazonía9.
De aquel año de 1908 hay un relato repasado por Carlos Chagas Filho, hermano de Evandro, según el cual, el padre se encontraba en Lassance, Minas Gerais, cuando fue avisado por Oswaldo Cruz que, en su laboratorio de Manguinhos, Rio de Janeiro, uno de los titís (Callithrix penicillata) inoculados con el posible agente de la enfermedad, entonces desconocida, había enfermado. Chagas, tomado de ansiedad, inmediatamente tomó el tren de vuelta, recibiendo del suegro, en la estación minera de Juiz de Fora, la compañía de la esposa - Iris - y el hijo Evandro, todavía un bebé, para entonces continuar el viaje de retorno. La señora Iris y Evandro se quedaban hospedados en casa de los suegros de Carlos Chagas, en Juiz de Fora, mientras, en el auge de la juventud, éste asumía el desafío confiado por Oswaldo Cruz: el saneamiento de los caminos de la EFCB9.
Dificultades diversas, comprensibles en proyectos de esa envergadura, impidieron que aquella ferrovía se extendiera más allá del estado de Minas Gerais, pero queda la mención al primer ensayo del destino para encaminar el trabajo de los Chagas hasta la Amazonía.
Algunos años después, en 1912, cuando el padre de Evandro dejó Rio de Janeiro y se lanzó a un memorable viaje por los ríos de la Amazonía con el propósito de investigar "las condiciones médico-sanitarias del Valle del Amazonas"2, el niño andaba alrededor de los 7 años de edad. Durante su trayectoria profesional, Evandro Chagas frecuentemente se reportaría emocionado a esa aventura y a los relatos que su padre hacía de ella4,5. Por lo tanto, es razonable admitir que, más de una vez, desde tierna edad, pasando por su curso de medicina y el inicio de su oficio de médico, Evandro haya leído y releído trechos de los informes y notas de su padre, de los que emanaban llamamientos elocuentes, entremezclados a condicionantes, como:
Si la gran Amazonía, en sus aspectos excepcionales de un mundo nuevo y resplandeciente de maravillas sin fin se ha constituido el más grande tesoro de sabios naturalistas, ofreciéndoles copiosa cosecha de elementos valiosos para ilustrar la historia natural del Universo; si al poeta y al romancista los grandes dramas de la vida humana, desarrollados en aquellas florestas, han inspirado una inmensa literatura épica, cuyas páginas más bellas glorifican el heroísmo del hombre en lucha permanente com la inclemencia de las cosas: si el estudio descriptivo de observadores sagaces y conocedores de asuntos varios, fotografía para nuestros ojos extasiados toda la majestad de aquel mundo que desconocemos; si, finalmente, bajo esos y otros muchos e interesantes aspectos, la gran Amazonía ha sido estudiada y provechosamente aclarada: es cierto que, desde el punto de vista médico, permanece ignorada, u objeto de fantasías aterradoras, que enseñan mal el valle de nuestro río gigante2.
Después, más adelante, Chagas escribiría esperanzado:
Veremos entonces normalizada la condición económica del norte, cuya anarquía actual es sorprendente; veremos habitadas por brasileños fuertes, aptos para el trabajo, todas aquellas tierras que constituyen uno de los más grandes patrimonios de nuestra Patria2.
Fue un relato científico hecho por Henrique Penna - al examinar fragmentos de hígado obtenidos por viscerotomía para investigación de la fiebre amarilla, en 1934, describiendo inesperados casos de leishmaniasis visceral (o calazar) procedentes de diversas localidades del interior del País21, que suscitó la preocupación de Carlos Chagas, en la época director del Instituto Oswaldo Cruz (IOC). Para estudiar la epidemiología y la sintomatología de la enfermedad descrita, Chagas inmediatamente designó a Evandro, que ya era médico, investigador, profesor de gran nombre y director del Hospital Oswaldo Cruz en aquel Instituto. Carlos Chagas moriría súbitamente ese año, pero en 1936 fue creada, en el IOC, la Comisión Encargada del Estudio de la Leishmaniasis Visceral Americana. Para coordinar los trabajos, se mantuvo la indicación de Evandro Chagas, en la condición de jefe, quien se puso a campo ya al comienzo de aquel año, buscando apoyo en diferentes estados de la región Nordeste, con el objetivo de armar un laboratorio regional que ofreciera retaguardia a los estudios. Luego de ver fracasar los primeros contactos, extendió su viaje al Estado de Pará y ahí, en una reunión con el gobernador José Carneiro da Gama Malcher, mereció la acogida y receptividad debidas11.
De hecho, todavía en el año de 1936, el 10 de noviembre, se sancionó la Ley Estadual no 59, que creó el Instituto de Patología Experimental del Norte (IPEN), con sede en Belém de Pará, teniendo "por finalidad el estudio de los problemas médicos rurales para orientar la profilaxis y la asistencia médica de acuerdo con los servicios sanitarios estaduales y federal"20. En ese marco, se impulsaron estudios sobre el calazar y otras endemias locales, como la malaria, la leishmaniasis tegumentaria, el buba, la filariasis, aumentados por estudios de algunas otras parasitosis de interés para la salud humana y animal. Menos de un año después, como para atestiguar la seriedad del trabajo, salieron en 1937 los primeros resultados de las investigaciones conducidas en Pará por Evandro Chagas y su equipo joven, plural y de conformación multidisciplinaria7. La figura 1 muestra algunos miembros de ese equipo.
Los primeros trabajos amazónicos que constataron el gran esmero médico-científico del grupo de Evandro fueron, por lo tanto, los relativos a la Comisión Encargada del Estudio de la Leishmaniasis Visceral Americana. Entre los directa e indirectamente vinculados a la mencionada Comisión, constaban los nombres de Aristides Marques da Cunha, Magarinos Torres, Gustavo de Oliveira Castro, Leoberto de Castro Ferreira, Cecilio Romana, Octavio Mangabeira Filho, Madureira Pará, Geth Jansen y Wladimir Lobato Paraense, por el IOC; y Jayme Aben-Athar, Gladstone Deane, Leónidas Deane, Felippe Nery Guimarães, Maria José Von Paumgartten, Benedito de Abreu Sá y Reinaldo Damasceno, por el IPEN. Evandro, en la introducción a su Informe referente al año de 1937, reflexiona sobre el momento especial que se instalaba y agradece a aquellos que directamente lo habían proporcionado:
Permitieron y facilitaron la realización de las investigaciones, el apoyo y prestigio dados por el Director General del Instituto Oswaldo Cruz, el elevado interés que por el asunto demostró el Gobierno del Estado de Pará, y, sobre todo, el alto espíritu filantrópico del Dr. Guilherme Guinle, que costeó la mayor parte de las investigaciones de laboratorio y todo el trabajo de campo8.
De otra parte, todavía en este contexto de introducción a las actividades, debe valorizarse la reflexión de Leónidas Deane:
Antes de contar como fueron las actividades iniciales del IPEN, quiero resaltar lo importante que fue, para el futuro del Instituto, haber sido creado y en su principio, orientado por Evandro Chagas. Evandro era una persona fuera de lo común. Inteligencia privilegiada y notable capacidad de exposición y argumentación en varios idiomas, tenía también gran resistencia física y un evidente don para el liderazgo. Trasmitió al grupo de jóvenes de su equipo la mística del pionero y el deseo de participar del trabajo detectivesco de elucidar la transmisión de las enfermedades de nuestras poblaciones rurales11.
Evandro Chagas refiere que esos fueron los primeros estudios efectivamente producidos en Brasil sobre leishmaniasis visceral americana (LVA), y que abarcaron: estudios clínico-terapéuticos, epidemiológicos, de los procesos patogénicos, además de aquellos sobre el parásito7. Al reconocer la gran luz que esos estudios históricos, circunstancialmente restrictos a tan poco tiempo, lanzaron sobre la temática, declaramos también que no es aquí nuestro propósito, ni es de nuestra competencia, profundizar en defensa de la autoctonía de la enfermedad o la taxonomía del agente, aspectos que todavía hoy suscitan discusiones. Y si esas cuestiones continúan a merecer investigación, es porque cabía la propuesta original, que solamente el futuro de la ciencia - o de sus convenciones - podrá acomodar.
Es verdad que muchos otros descubrimientos de la cosecha de los investigadores del IPEN, sucedidos entre 1937 y 1938, sólo fueron divulgados mucho más tarde. Entretanto, algunos hallazgos originales tuvieron divulgación más inmediato, como por ejemplo, los referidos a los nuevos hospederos silvestres del Trypanosoma (Schizotrypanum) cruz¡14,10. Hallazgos estos, que bien merecerían la reverencia este año de 2009, cuando se conmemora el centenario del descubrimiento del Mal de Chagas. También sobresalientes fueron los estudios entomológicos conducidos por Deane, Mangabeira Filho, Ferreira, Damasceno y otros, en aquel inicio12,13,15,24. En el período de 1937 a 1940, fueron publicados al menos 19 trabajos científicos, tarea admirada todavía hoy, considerando las dificultades impuestas por la naturaleza insólita de aquella iniciativa16.
De cierta manera, se puede inferir que desde 1934, cuando el destino llevó a Carlos Chagas a incumbir su primogénito de investigar el calazar por todo Brasil hasta llegar a la Amazonía, se cumplía una especie de misión que venía siendo postergada. Evandro siempre repetiría que esos estudios, así como el mismo Plan de Saneamiento que asumiría para esa región, serían como prolongamientos de la saga iniciada por su padre5.
Es un hecho, que, luego de la muerte de su padre, en 1934, y de profundas desilusiones académicas, en 1935, Evandro Chagas deja su buena situación y amplias perspectivas en el Sur y Sudeste de Brasil para priorizar de una vez por todas el papel que había elegido: el de higienista y científico con la misión de planificar el saneamiento de la región Norte de Brasil, aun nunca abdicando de la idea de una red de Institutos de Patología Experimental por todo el País. Cuando finalmente, en 1940, recibe esa unción de modo oficial, ahora con la propuesta primordial de iniciar un programa para el control de la malaria, exhibía un preparo impar, a saber: una juventud que le permitía enfrentar los desafíos de la Gran Floresta y un sólido currículo construido sobre los cimientos de la formación adquirida como gestor, profesor e investigador de los más actuantes en los trabajos de laboratorio y de campo, en el IOC, Manguinhos. Trabajos científicos como "Visceral Leishmaniasis in Brazil", este publicado en 1936, en la revista Science, contribuyeron para consolidar su notoriedad nacional e internacional6. Había ejercido con dedicación ejemplar la libre docencia y el cargo de asistente efectivo del profesor Carlos Chagas, en la Cátedra de Clínica de Enfermedades Tropicales e Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rio de Janeiro, además de la libre docencia de Clínica de Enfermedades Tropicales e Infecciosas de la Escuela de Medicina y Cirugía del Instituto Hahnemanniano de Rio de Janeiro. Había recorrido un camino que le autorizaba el sueño de seguir adelante.
A propósito, en 1935, haciendo un corolario para su dedicada labor de profesor, Evandro organizó un antológico "Manual de Enfermedades Tropicales e Infecciosas" al recoger el material de las aulas del recordado padre, añadiendo su contribución personal. Nos cumple enfatizar que el capítulo 4 de la Parte General de ese manual hablaba sobre "Influencias Climatológicas en Patología Humana y Conceptos sobre la Nosología Brasileña"3. Hacemos tal alusión para reafirmar el elevado nivel propedéutico de ese profesional en ese tiempo, para actuar en tan diverso y complejo ambiente tropical: la Amazonía. Además, como expresivo atestado de su competencia como gestor, desde 1936, acumulaba con gran desenvoltura la dirección científica del IPEN y la superintendencia del Servicio de Estudio de las Grandes Endemias (SEGE).
Fue ambientado en esos términos, tiempo, espacio y circunstancias, que Evandro Chagas lideró los primeros trabajos del IPEN, moldeándolos al peculiar idealismo que cargaba:
No permitió el Destino que Chagas viera iniciada la obra grandiosa que fuera el sueño de toda la vida, pero quiso la Providencia que su palabra fuera oída por los hombres a quienes están entregados los destinos de nuestro pueblo y, hoy, podemos asistir al inicio de una época estupenda en que, para esta tierra grandiosa se va a crear el hombre sano y el hombre fuerte5.
Volviendo una vez más a los contornos médico-científicos asumidos por Evandro Chagas a su llegada a la lidia amazónica, fue su profesor de clínica en Manguinhos, Eurico Villela, quien reitera que:
La misión de estudios al norte del País en 1936 [...] marca nítidamente la segunda fase de sus actividades. Las investigaciones sanitarias pasan ahora a primer plano, sin que sean abandonados los estudios clínicos y experimentales, además, parte integrante de las mismas24.
De las experiencias propias y paternas, aprendió que no se hace sanitarismo sin alguna "gobernabilidad", aunque defendiera, de modo no negociable, la autonomía de los Estados en ese proceso. Al conquistar junto al Gobierno Federal el derecho de coordinar el Plan de Saneamiento de la Amazonía, Evandro se lanzaría a esa tarea - para citar nuevamente a Villela - "con las cualidades ya referidas de investigador, animador, organizador, servidas por una voluntad enérgica y por una actividad incansable"3. Sobre la actuación decidida de Evandro en la tentativa de convencer el Gobierno Federal (Figura 2), en 1940, Andrade y Hochman citan que:
Durante su viaje a la Amazonía, de 6 a 14 de octubre, Getúlio Vargas visitó el IPEN y declaró su apoyo al proyecto de saneamiento de la Amazonía, a ser realizado por el Ministerio de Educación y Salud en conjunto con los profesionales del IOC. Vargas anunció que estaba en curso un plan de saneamiento para la región durante una ceremonia en el 8° destacamento militar de Belém. Según relatos de la época, el presidente se interesó mucho por el proyecto bajo responsabilidad del superintendente del SEGE9.
Cecílio Romaña, que, al lado de Evandro Chagas, en la época conducía estudios sobre la forma silvestre da tripanosomiasis americana en la Amazonía, estaba presente en las dependencias del IPEN por ocasión de la recepción a Getúlio Vargas. Romaña registra el preparo y la motivación del colega delante del desafío asumido y contribuye sobremanera para la memoria de aquel gran momento:
Es suficiente mirar el mapa de América para comprender la grandiosidad de este proyecto. Al hacerlo, el primer movimiento del espíritu es de incredulidad ante la obra. Mas, después de haber escuchado a [Evandro] Chagas explicar sobre los planos con palabra clara y convincente el programa a ser desarrollado, y de conocer en detalle los trabajos ya emprendidos, el pensamiento cambia, passando el proyecto a adquirir una realidad viviente. Yo vi cómo el presidente Vargas era arrastado por la palabra de Chagas hacia la realización de ese programa y hace pocos días sabíamos con alegria que el primer fruto del viaje presidencial al Amazonas era el nombramiento de la Comisión para el saneamiento de esa extraordinaria región, con Chagas a la cabeza22.
Queda claro, de verdad, que aquel obstinado joven, no llegaba a la Amazonía detrás de una "producción científica", simplemente; se exigía mucho más. El hijo, discípulo y colaborador de Carlos Chagas quería contribuir al diagnóstico, tratamiento y control de las enfermedades endémicas en la región - encarnaba el espíritu amplio y profundo de los grandes higienistas. Formulaba y defendía un Plan de Saneamiento escudado por la Ciencia Médica Experimental, con cuyo recorrido tan altruistamente había convivido. De su parte, además de lanzarse a las florestas y a los agrestes, buscó patrocinios y visitó los servicios de salud de otros países para juntar sugerencias adaptables a su plan amazónico. La misma creación del IPEN ya traduce la materialización de ese espíritu. Y cuando, en un accidente aéreo, lo alcanza la muerte, a los 35 años de edad, a fines de 1940, todo eso se interrumpió, verdaderamente.
Si Evandro hubiera sobrevivido, la continuación de esa misión naturalmente sería debidamente revertida en forma de publicaciones científicas de gran originalidad para el mundo y dirigidas, tanto a las biociencias como al sanitarismo en la Amazonía. Con relación a los resultados efectivos para la salud regional, solamente el futuro nos diría - aunque parezca tentador ingresar al terreno de ese debate. No obstante el plan de salud diseñado y arduamente defendido por Evandro Chagas para la Amazonía brasileña, hayan sido cambiadas sus características después de su muerte - y sería desactivado por falta de recursos o liderazgo, en 1942 -, de él se heredaron algunos buenos legados para los programas que históricamente se seguirían como el del Departamento Nacional de Salud (DNS) y el del Servicio Especial de Salud Pública (SESP), todo eso sumado al Instituto amazónico - el antiguo IPEN - que desde diciembre de 1940 pasó a llamarse Instituto Evandro Chagas.
Basados en amplia documentación de aquel período, Andrade y Hochman reiteran y complementan de forma reflexiva el desequilibrio que se seguiría:
Sucesos trágicos como la muerte de Evandro Chagas, los estremecimientos de la legitimidad del régimen y el comprometimiento del Brasil en el esfuerzo de guerra al lado de los Aliados modificaron dramáticamente el lugar de la Amazonía en el escenario nacional e internacional entre 1942 y 1945, y con eso impidieron la viabilidad del Plan de Saneamiento que venía gestándose desde 1940. Esa historia es un ejemplo de la combinación entre contextos políticos nacionales e internacionales en rápida transformación, asociados a problemas sanitarios graves y persistentes como las condiciones de vida y salud de las poblaciones de la Amazonía9.
A la par de todo eso, y de mucho más, a nuestro entender, la tragedia que se abatió sobre Evandro Chagas no fue, necesariamente, la muerte precoz, violenta y trágica de que fue víctima. Fue sí, una gran tragedia, que el destino le negara - en los dichos de Pedro Nava - Ariel de Medicina, el justo embate que lo aguardaba para, como higienista, avanzar en sus estudios y ser jefe de la, tal vez, utópica misión de sanear la Amazonía. Los hombres que mucho sueñan y osan son potencialmente propensos a errores, no sería Evandro la excepción. Pero, en lo que se relaciona con su trabajo en la Amazonía, aunque la modestia que ostentan personas de su estirpe lo haya llevado a decir públicamente que "más por la contingencia del cargo que por cualidades que nos faltan [...] me cupo el honor de ejecutar las determinaciones oficiales y orientar el trabajo de las dos primeras organizaciones científicas del norte"5, la Historia - la nuestra, y no "otra" - existe y le hace justicia. Visitar esa Historia puede economizarnos traspiés tautológicos infelices, incluso aquellos de alta retórica.
Sin ningún tipo de timidez, pensamos ser lícito recomendar a quien más desee crear una institución amazónica de investigación en salud pública: que lea el diseño original de Evandro para el IPEN; quien quiera componer un buen informe de investigación en salud pública, que lea los informes sobre leishmaniasis que Evandro y su grupo elaboraron; de eso, surgirá seguramente, una formación de personal y una producción científica dignas.
Con relación al vasto y ecléctico currículo de Evandro Chagas, podrá ser visitado por la descripción de sus biógrafos de la primera hora24,23,19. De su fase "pre-amazónica", una buena fuente es el "Memorial presentado a la Comisión Juzgadora del concurso para la cátedra de enfermedades tropicales e infecciosas de la Facultad de Medicina de Rio de Janeiro en 1935"24.
Reconocemos, entretanto, que la producción de la fase "amazónica" de Evandro necesita ser mucho más rescatada. A título de buen ejemplo, recientemente tomamos conocimiento de dos documentarios científicos que Evandro codirigió con el cineasta Humberto Mauro, en la época del Instituto Nacional de Cine Educativo. De esas obras conseguimos copias cedidas por el Centro Técnico Audiovisual/Secretaria del Audiovisual/Ministerio de Cultura. Son primorosos documentarios (Estudio de las Grandes Endemias - aspectos regionales brasileños; Leishmaniasis visceral americana) que Evandro, en su condición de representante brasileño, presentó en la famosa Feria Mundial de Nueva York, en 193917. Trechos de esas obras, que muestran imágenes de las actividades del preludio del IPEN en la Amazonía, pueden ser visitados en la edición digital de este número de la Revista (http://revista.iec.pa.gov.br/htm/en/index.htm). Iniciativa innovadora de tal nivel - presentación en evento científico utilizando la única tecnología entonces disponible para documentación en movimiento (el cine) -, bien demuestra el compromiso de este investigador con la Ciencia Médica y su divulgación de vanguardia.
AGRADECIMIENTO
El autor agradece la imprescindible ayuda de la investigadora Rosângela Sodré, del CTAv/SAV/Ministerio de Cultura, por las orientaciones y en los encaminamientos que permitieron la presentación de trechos de los documentarios que complementan este artículo.
REFERENCIAS
1 Andrade RP, Hochman G. O plano de saneamento da Amazônia (1940-1942). Hist Cienc Saúde Manguinhos. 2007;14 Suppl:S257-77.
2 Chagas C. Notas sobre a epidemiologia do Amazonas. In: Chagas C, Cruz O, Peixoto A. Sobre o saneamento da Amazônia. Manaus: Philippe Daou; 1972. p. 159-75.
3 Chagas C, Chagas E. Manual de doenças tropicaes e infectuosas. Rio de Janeiro: Freitas Bastos; 1935. 189p.
4 Chagas E. Commentarios sobre la vida e a obra de Carlos Chagas. In: Novena Reunión de la Sociedad Argentina de Patología Regional; 1935 out 1-4; Buenos Aires: Sociedad de la Misíon de Estúdios de Patología Regional Argentina; 1935. p. 103-135.
5 Chagas E. Pesquizas scientíficas no Norte do Brasil: novas perspectivas para a solução dos problemas médicos do valle Amazônico: descoberta de uma nova doença humana na America do Sul. Acad Med. 1937:5.
6 Chagas E. Visceral Leishmaniasis in Brazil. Science. 1936;84(2183):397-8.
7 Chagas E, Cunha AM, Castro GO, Ferreira LC, Romaña C. Leishmaniose visceral americana. (Nova entidade mórbida do homem na América do Sul): relatórios dos trabalhos realizados pela Comissão encarregada do estudo da Leishmaniose Visceral Americana em 1936. Mem Inst Oswaldo Cruz. 1937 set;32(3):321-89.
8 Chagas E, Cunha AM, Ferreira LC, Deane L, Deane G, Nery-Guimarães F, et al. Leishmaniose visceral americana: relatório dos trabalhos realizados pela Comissão encarregada do Estudo da Leishmaniose Visceral Americana em 1937. Mem Inst Oswaldo Cruz. 1938;33(1):89-229. [ Links ]
9 Chagas Filho C. Meu pai. Rio de Janeiro: FIOCRUZ, 1993. 316 p. [ Links ]
10 Deane L, Jansen G. Encontro de Shizotripanum cruzi (Chagas, 1909) em marsupiaes da espécie "Marmosa cinerea" Desmarest. Bras Med. 1939;53(7):265-6. [ Links ]
11 Deane LM. Histórico do Instituto Evandro Chagas: período 1936-1949. In: Fundação Serviços de Saúde Pública. Instituto Evandro Chagas: 50 anos de contribuição às ciências biológicas e à medicina tropical. Belém; 1986. p. 53-66. [ Links ]
12 Ferreira LC, Deane L, Mangabeira Filho O. Infecção de Flebotomus longipalpis pela Leishmania chagasi. Hospital (Rio J). 1938;14(5):1078-9. [ Links ]
13 Ferreira LC, Deane L, Mangabeira Filho O. Sobre a biologia dos Flebotomus das zonas de leishmaniose visceral ora em estudo no Estado do Pará. Hospital (Rio J). 1938 nov;14(5):1079-82. [ Links ]
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16 Fundação Serviços de Saúde Pública. Instituto Evandro Chagas: 50 anos de contribuição às ciências biológicas e à medicina tropical. Belém; 1986. Vol. 2. [ Links ]
17 Galvão E. A Ciência vai ao cinema: uma análise de filmes educativos e de divulgação científica do Instituto Nacional do Cinema Educativo (INCE) [dissertação]. Rio de Janeiro: Universidade Federal do Rio de Janeiro, Instituto de Ciências Biomédicas; 2004.
18 Mangabeira Filho O. Sobre duas novas espécies de Flebotomus (Diptera: Psychodidae). Mem Inst Oswaldo Cruz. 1938;33(3):349-56. [ Links ]
19 Meira JA. Necrológio: Dr. Evandro Serafim Lobo Chagas. Rev Assoc Paul Med. 1941 mar;18(3):123-7.
20 Pará. Lei no 59, de 10 de novembro de 1936. Cria o Instituto de Pathologia Experimental do Norte e define suas atribuições. Belém; 1936.
21 Penna HA. Leishmaniose visceral no Brasil. Bras Med. 1934;48:949-50.
22 Romaña C. En memoria del douctor Evandro Chagas. Catedra Clin. 1940 nov:520-22.
23 Silva-Junior M. Evandro Chagas: esboço biográfico. Ceara Med. 1940:4-11.
24 Villela EA. Evandro Serafim Lobo Chagas: 1905- 1940. Mem Inst Oswaldo Cruz. 1941;36(1)xxxiii-xliii. DOI: 10.1590/S0074-02761941000100003 [ Links ]
Correspondência/Correspondence/Correspondencia:
Manoel do Carmo Pereira Soares
Instituto Evandro Chagas
Seção de Hepatologia
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CEP: 66090-000
Belém-Pará-Brasil
E-mail:manoelsoares@iec.pa.gov.br
Recebido em/Received/Recibido en: 29/07/2009
Aceito em/Accepted/Aceito en: 28/09/2009