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Epidemiologia e Serviços de Saúde

versión impresa ISSN 1679-4974versión On-line ISSN 2237-9622

Epidemiol. Serv. Saúde v.25 n.esp Brasília jun. 2016  Epub 30-Jun-2016

http://dx.doi.org/10.5123/s1679-49742016000500001 

EDITORIAL

La contribución del Consenso brasileño en Enfermedad de Chagas en el contexto epidemiológico nacional

Leila Posenato Garcia1  , Elisete Duarte2 

1Instituto de Investigación Económica Aplicada, Dirección de Estudios y Políticas Sociales, Brasília-DF, Brasil

2Ministerio da Salud, Secretaría de Vigilancia en Salud, Brasília-DF, Brasil

La enfermedad de Chagas fue descrita por primera vez en 1909, por el médico sanitarista y científico brasileño Carlos Ribeiro Justiniano Chagas (1878-1934), tras la investigación de casos en la ciudad de Lassance-MG. Identificó el agente causador (Trypanosoma cruzi) y el vector (Triatoma infestans), y describió la tripanosomiasis americana, que posteriormente pasó a ser conocida como Enfermedad de Chagas, como consecuencia de la fama de su descubridor. Carlos Chagas fue el primer y único científico hasta los días de hoy en describir el ciclo completo de una enfermedad infecciosa. Un hecho interesante es que el protozoario T. cruzi fue nombrado por Chagas en homenaje a Oswaldo Cruz, otro gran sanitarista brasileño.1

En la primera mitad del siglo XX, la Enfermedad de Chagas era descrita como un mal que atacaba el corazón de los trabajadores rurales. La sensación de malestar era conocida como "avexume".1 La enfermedad, de evolución lenta y generalmente silenciosa, llevaba progresivamente al agotamiento físico de los enfermos y acababa por causar la muerte. A partir de la década de 1950, se estableció el control de la transmisión vectorial de la Enfermedad de Chagas en Brasil, aunque su estructura como programa de alcance nacional solamente ocurrió en 1975.

En la época, se estimaba que había alrededor de 6,5 millones de personas infectadas por T. cruzi en Brasil, o aproximadamente el 4,2% de la población.2,3

Las acciones de vigilancia y control tuvieron éxito. A partir de la década de 1980, se observó una reducción de la población del T. infestans, de la enfermedad de Chagas, así como de la mortalidad específica por la enfermedad.2 Para la década de 2000, se estimó prevalencia en Brasil de 2,4 (IC95% 1,5;3,8 ), con 4,6 millones (IC95% 2,9; 7,2 millones) de infectados por T. cruzi.4

En 2006, Brasil recibió de la Organización Panamericana de Salud (OPS) la Certificación Internacional de Eliminación de la transmisión de la Enfermedad de Chagas por su principal vector. Recordemos que la transmisión del protozoario ocurre cuando el triatómino lo elimina en las heces mientras se alimenta de sangre humana.5 Aunque ha sido un hecho importante, la eliminación de la transmisión vectorial por el T. infestans no significa el final de la transmisión de la enfermedad. Además de la existencia de otros vectores y de la posibilidad de la reanudación de la transmisión por el T. infestans, hay otras formas de transmisión. La Enfermedad de Chagas también puede ser transmitida de la madre al bebé durante la gestación (transmisión vertical), por medio de transfusión de sangre o trasplante de órganos, en accidentes de laboratorio y por la ingestión de los protozoarios junto con alimentos (transmisión oral).5-8

La diversidad de formas de transmisión es sólo uno de los desafíos impuestos por la enfermedad de Chagas. Se destaca también que esta es una enfermedad descuidada, relacionada a la pobreza, que afecta a las poblaciones más vulnerables en una extensa área del territorio nacional y que permanece como importante problema de salud pública en Brasil. Los pacientes crónicos pueden desarrollar secuelas cardíacas y digestivas, con potenciales perjuicios a la calidad y a la expectativa de vida, que requieren acciones de asistencia a la salud.9

Por su parte, las acciones de vigilancia de los casos y de control vectorial deben ser continuadas, no sólo en el ámbito del Programa Nacional de Control de la Enfermedad de Chagas, sino también de forma articulada con diversos procesos de vigilancia en salud - a ejemplo de la vigilancia entomológica , de la hemovigilancia, de la vigilancia del VIH/sida (como importante comorbilidad) y de la vigilancia de eventos epidémicos. Conviene citar, además, las acciones de la atención primaria a la salud.9,10

En este contexto, el Consenso brasileño en Enfermedad de Chagas, 201511 representa una referencia importante, al revisar y actualizar el contenido de su primera versión, publicada en 2005.12 El documento presenta las evidencias más actuales disponibles y trae orientaciones para la estandarización de las estrategias de diagnóstico, tratamiento, prevención y control de la Enfermedad de Chagas en Brasil. La elaboración del Consenso brasileño en Enfermedad de Chagas, 2015 fue viable por la colaboración entre la Sociedad Brasileña de Medicina Tropical (SBMT) y el Ministerio de Salud, y contó con la participación de especialistas brasileños con vasta experiencia.

La Epidemiología y Servicios de Salud: revista del Sistema Único de Salud de Brasil tiene satisfacción en publicar el Consenso brasileño en Enfermedad de Chagas, 201511 en este número especial, junto con el artículo de opinión sobre el tema.13 Se espera que el documento pueda contribuir para la vigilancia de la Enfermedad de Chagas y el cuidado a los portadores de la enfermedad, bien como para subsidiar la toma de decisión en los diferentes niveles de gestión del Sistema Único de Salud (SUS), con miras a la formulación de políticas adecuadas al perfil epidemiológico actual.

Referências

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3. Silveira AC, Silva GR, Prata A. O Inquérito de soroprevalência da infecção chagásica humana (1975-1980). Rev Soc Bras Med Trop. 2011;44 supl 2:33-9. [ Links ]

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5. Ministério da Saúde (BR). Secretaria de Vigilância em Saúde. Guia de vigilância em saúde [Internet]. Brasília: Ministério da Saúde; 2014 [citado 2016 abr 15]. Disponível em: Disponível em: http://portalsaude.saude.gov.br/images/pdf/2015/fevereiro/06/guia-vigilancia-saude-atualizado-05-02-15.pdfLinks ]

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7. Silva VLC, Luna EJA. Prevalência de infecção pelo T. cruzi em doadores de sangue nos hemocentros coordenadores do Brasil em 2007. Epidemiol Serv Saude. 2013 jan-mar;22(1):103-10 [ Links ]

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9. Mota JC, Campos MR, Schramm JMA, Costa MFS. Estimativa de taxa de mortalidade e taxa de incidência de sequelas cardíacas e digestivas por doença de Chagas no Brasil, 2008. Epidemiol Serv Saude. 2014 out-dez;23(4):711-20 [ Links ]

10. Hasslocher-Moreno AM, Jorge MJ, Sousa AS, Brasil PEAA, Xavier SS, Barreto NB, et al. Atenção integral e eficiência no Laboratório de Pesquisa Clínica em Doenças de Chagas do Instituto de Pesquisa Clínica Evandro Chagas, 2009-2011. Epidemiol Serv Saude. 2013 abr- jun;22(2):295-306. [ Links ]

11. Dias JCP, Ramos Júnior NA, Gontijo ED, Luquetti A, Shikanai-Yasuda MA, Coura JR, et al. II Consenso brasileiro em doença de chagas, 2015. Epidemiol Serv Saude. 2016;25(nº esp):7-86. [ Links ]

12. Secretaria de Vigilância em Saúde. Consenso Brasileiro de Doença de Chagas. Rev Soc Bras Med Trop. 2005;38 supl 3:7-29 [ Links ]

13. Dias JCP, Cláudio LDG, Lima MM, Albajar-Viñas P, Albuquerque e Silva R, Alves RV, et al. Mudanças no paradigma da conduta clínica e terapêutica da doença de Chagas: avanços e perspectivas na busca da integralidade da saúde. Epidemiol Serv Saude. 2016;25(nº esp):87-90. [ Links ]

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